Dynaudio Contour 1.8MKII

 

La gama Contour fue en los 90 el equivalente nórdico a las B&W Matrix británicas: gustaban a (casi) todos y se convirtieron en referencias prácticamente en cualquier test que se hiciera a este o al otro lado del charco. La manufactura era impecable y hoy, de verse algo semejante, la mayoría no podríamos pagarlo. No deja de ser irónico que aún teniendo mejor tecnología y medios que antaño, el esfuerzo actual se haya centrado en la realización de modelos mediocres. No ocurrió así en una época ya lejana en la que aunque pagabas un buen dinero por una caja, incluso lo valía.

Los drivers Dynaudio, súper cotizados incluso hoy en día, no sólo han adornado los muebles del propio fabricante, sino de otras tantas marcas de rancio abolengo, y no digo nada de los proyectos "humitas" de alto nivel llevados a cabo. A nivel superficial basta una mirada rápida para darse cuenta de que estás frente a algo muy especial y con aspecto de caro (en este caso, no sólo el aspecto lo era). 

La escucha, único aspecto que debería importarnos al hablar de un componente de esta naturaleza, corresponde con un sonido natural, lejano del exceso de detalles al estilo B&W o Focal, dando por contra la posibilidad de estar sentado una larga jornada de escucha sin que la fatiga auditiva toque a la puerta... siempre y cuando nos estemos refiriendo a la zona media/aguda. Luego ya con los graves, la consideración cambia. ¿Qué ocurre con los mid-woofers de este tipo de cajas? Pues sucede que el tamaño muchas veces sí importa, y que si por diámetro no pueden bajar más, pues se emborrona el resultado final y ya tenemos una ausencia de graves resuelta a costa de distorsión, por muy canallas que hayan sido los medios para llegar a ese sonido. 

Son unas cajas que van muy bien para estancias de casi todo tipo, salvo muy grandes (la física es como la biología: podrá no gustar, pero es difícil rebatirla), que se comportan muy bien con las voces y no demasiados instrumentos. Como lo fueron entonces, lo son ahora: aptas para un tipo de aficionado concreto, pero que ante todo les gusta el sabor de la calidad.